El taoísmo

El Taoísmo en China


El taoísmo
El taoísmo no es una doctrina política, sino que, más bien al contrario, es considerado frecuentemente como una propuesta anarquista. Pero, dado que, a diferencia de los mohistas que solo se mantienen durante este periodo, el taoismo mantendrá una fuerte presencia en la historia china hasta el siglo XX, generalmente como alternativa al confucianismo. Ahora es conveniente exponer brevemente los puntos de su doctrina.
Se estima que el fundador del taoísmo fue Laozi - el viejo o venerable maestro- que vivió en la misma época que Confucio. Las leyendas dicen que ambos tuvieron un encuentro cuando Confucio visitó la biblioteca de Loyang donde Laozi trabajaba como bibliotecario.
Desde el primer momento ambos maestros, como luego harían sus escuelas, se despreciaron olímpicamente. Otro gran maestro del taoísmo fue Chuang zi, contemporáneo y rival de Mencio, discípulo de Confucio.
Según el filósofo chino de las primeras décadas del siglo XX, Fung Yu-Lam, el taoísmo es un paso más en el proceso iniciado por la escuela de los “lógicos”. Los lógicos se dedicaban al análisis de los nombres concluyendo que estos esencialmente eran vacíos
4 Obsérvese que la ley en la concepción china es un instrumento del emperador y no una salvaguarda de los derechos de los ciudadanos frente a los abusos de otro más fuerte o malvado.
Tal es la despreocupación de la ley con respecto a los ciudadanos que en esta época ni siquiera se encarga de mediar en los casos de asesinatos entre individuales. De tal modo que, según Confucio, queda en manos de los parientes llevar a cabo la venganza. Esta situación nos lleva a la existencia de una serie de caballeros andantes de la época que “free lance” se dedicaban a vengar gratis a quien no era capaz de ejecutar tal venganza como las viudas e hijos pequeños, eran los llamados “Hsieh”, protectores, o caballeros errantes. Los mohistas eran el origen de estos en la forma de un cuerpo organizado que una vez desbandado dieron lugar a estos caballeros, cuya tradición continuaría en Japón con los samuráis. (según otras opiniones, el taoísmo es una consecuencia lógica del mismo confucianismo, en cuanto a que éste también considera las palabras incapaces de comunicar lo real). El taoísmo representa un paso más en esta dirección tomada por los lógicos al volcar su atención en lo innombrable, el Tao -que algunos comparan con el Logos-. Así, el Tao es el “bloque sin marcar”, el principio de todo, al que cuando se le marca aparecen los nombres, con el problema de que de ese modo se le niega a él mismo, al Tao. El movimiento hacia el Tao es la reversión completa; cada cosa deriva de su contrario –la calamidad de la felicidad, la felicidad de la calamidad, el bien del mal, el mal del bien, etc.
Así el hoyo se llenará primero de agua, el arruinado se enriquecerá, etc.
Para los taoístas las discusiones entre los confucionistas y mohistas de su época eran diferentes maneras de contemplar el todo, no eran ni verdaderas ni falsas, ni hay posibilidad de hallar una conclusión sintética de sus propuestas y los taoístas mismos se sentían incapaces de ofrecer una teoría sobre la política. Si hay, sin embargo, un punto de vista superior; “ver las cosas a la luz del cielo”, el punto de vista del Tao. La actitud que propone el Tao Te Ching –el Camino del Tao- es el wu-wei, la no acción, que incluye el no deseo, el no conocimiento –a través del olvido, el no sentimiento, todo ello para situarse en ese punto de vista del Tao. Lo que los taoístas pretenden es “independizarse del
mundo” para vivir el “gozo de la libertad”.
Los taoístas no propagan ningún tipo de actividad pacifista ni benevolente en el ejercicio de la política, simplemente la rechazan como fútil. Si se pudiese hablar de una sociedad taoísta nos encontraríamos en una sociedad rural, sin libros, ni inventos, ni máquinas, una sociedad en la que el hombre estaría en plena sintonía con la naturaleza. En tal sociedad habría que acabar tanto con los técnicos como con los sabios que predican la benevolencia y el bien. Los santos reyes son los que dicen “no mates, no robes” pero fueron ellos los que sacando a los hombres de su estado de naturaleza les pusieron en tal condición de brutalidad y de ignominia. Su benevolencia y su bondad eran las rejas y los candados que les arrebataban su libertad. Las doctrinas taoístas se asemejan a las de los modernos anarquistas, si bien estos no apelan a entidades metafísicas como los taoístas,
estimando que éstas son precisamente instrumentos de control de las clases dominantes, pero coinciden en decir que la ley produce criminales.
¿De que modo, por último, se enfrenta el taoísta al mundo real?, él que se esconde “en los bosques y las montañas”?. No lo hace para ocultar su cuerpo, sino sus poderes, el saber como seguir a los otros sin perder su Yo. Así los taoístas siempre se recomiendan unos a otros que actúen de modo que la conducta exterior sea acomodaticia, al tiempo que interiormente se debe estar en paz, pero con la precaución de que la acomodación exterior no afecte esa paz pues llevaría al fin. Pero, más significativo, de la misma manera, la paz interior no debe afectar la superficie acomodaticia pues esto traería consigo el mal de la fama y de la curiosidad de los otros. Los taoístas ven a los hombres del mundo como tigres a los que hay que conocer bien para no equivocarse en su conducta hacia ellos. Por otra parte, el Tao proporciona poderes internos tan altos que el exterior no debe ni conocerlos.

Fuente:  LA FILOSOFÍA POLÍTICA CHINA CLÁSICA
Historia y pensamiento en China
MANUEL HERRANZ


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