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ECONOMÍA CHINA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO - CONCLUSIÓN

ECONOMÍA CHINA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

CONCLUSIÓN
Desde hace tiempo sospecho que el PIB no es la mejor medida del bienestar económico. En esta
ponencia hemos abordado algunas medidas que deberían maximizar el crecimiento y minimizar la
inflación. Durante toda la ponencia, hemos hablado básicamente del equilibrio macroeconómico
más elemental. De las grandes cifras. Por supuesto que el equilibrio macroeconómico elemental
(elevado PIB + bajo IPC + pleno empleo) proporciona mejoras del bienestar. Al menos, sí podemos
afirmar con absoluta certeza que el desequilibrio macroeconómico trae consigo crisis, pobreza, malestar e inestabilidad social. Pero existen otros intangibles, tan importantes como las grandes cifras macroeconómicas, que deben ser tenidos en consideración. A saber:
1) Redistribuir equitativa y eficiente de la renta.
2) Respetar sin ambages los Derechos Humanos. Esto incluye que los chinos puedan decidir libre y democráticamente sobre su futuro.
3) Garantizar la seguridad jurídica, mediante una justicia soberana e independiente.
4) Garantizar la estabilidad social.
De ahí que me haya limitado a realizar un diagnóstico básico: China necesita una nueva reforma
estructural de oferta y demanda para no perder el equilibrio macroeconómico. Actuar sobre los
intangibles recién enumerados ayudará a conseguirlo. O, al menos, debería permitir alcanzar un
equilibrio económico de mayor calidad en todos los niveles sociales.
No he podido profundizar demasiado en temas del día. Hay muchos debates abiertos sobre la situación de las finanzas públicas chinas. Se dice también que aquí hay una burbuja inmobiliaria
muy peligrosa. Bueno, leyendo entrelíneas toda la ponencia, observaréis que ambos problemas (por
citar solo los ejemplos más mediáticos) tienen una raíz estructural. Una raíz estructural, insisto, que
requiere reformas en absoluto dolorosas (más al contrario, beneficiosas: un aumento del consumo
en China).
Y el efecto global de dicha acción o inacción futuras tampoco debe ser infraestimado, porque vivimos en una economía altamente globalizada. Lo que ocurra en China, de aquí a los próximos veinte años, afectará notablemente al mundo. Es por ello que la presente crisis mundial, a diferencia del crash de 1929, está gestionándose con una cooperación internacional sin precedentes históricos.
Las grandes crisis económicas del capitalismo moderno nos han conducido a dos guerras mundiales.
Con armas atómicas, y una relativa cultura de la paz acumulada durante el último medio siglo, no
parece conveniente hacer un casus belli del ciclo económico.
China debe cambiar, y también el mundo. Ambos ya están cambiando tras la crisis económica del
año 2008. El camino no será fácil, porque entraña numerosos riesgos. Pero la oportunidad es única:
alcanzar niveles de prosperidad global nunca vistos hasta ahora. Desde un punto de vista occidental,
puede parecer que caminamos hacia el precipicio, al ser nosotros quienes nos estamos empobreciendo. Pero el ajuste no es otro que redistribuir una riqueza, por definición limitada, entre
otros países del mundo. China y los demás emergentes están reclamando su trozo del pastel.
Producirán el 50% del PIB global hacia 2030. Y, por lo visto en este documento, no tienen previsto
hacerlo fabricando baratijas como hasta ahora. El ejemplo a seguir, en este sentido, es Japón.
El centro del poder económico hace tiempo que se está deslocalizando al Pacífico, si bien yo
esperaría la constitución de un nuevo sistema político-económico multipolar. La sustitución del G8
por el G20 ya deja bien clara esta tendencia. Y China, como primera potencia del mundo emergente,
es pieza clave en este cambio de modelo económico global.

Fuente:  ECONOMÍA CHINA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Ponencia a cargo de ALBERTO JAVIER LEBRÓN VEIGA, corresponsal de Business
Televisión en China y Asia-Pacífico.

ECONOMÍA CHINA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO REFORMAS POR EL LADO DE LA DEMANDA AGREGADA

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ECONOMÍA CHINA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO
REFORMAS POR EL LADO DE LA DEMANDA AGREGADA
China sabe que debe liberalizar los tipos de interés y cambiarios. Lo sabe, y en ello está. El actual
modelo, basado en inversión y exportaciones, está agotado por varios motivos:
1) Exceso de inversiones con rendimientos decrecientes en algunos sectores como la vivienda,
infraestructuras, industria del acero etc...
2) Europa y EEUU, principales destinos de las exportaciones chinas, están muy endeudados
actualmente. Lo sensato, aquí, es reducir la dependencia del sector exportador ante una
demanda prevista de los productos chinos cada vez menor.
Liberalizar los tipos de cambio permitiría corregir algunas ineficiencias que detallo a continuación:
1) La industria china tendría incentivos para ganar en competitividad, una vez desprovista del tipo de cambio artificialmente bajo. La cotización libre del yuan, además, dejaría sin argumentos a quienes aplican medidas proteccionistas sobre los productos chinos. A nivel internacional, permitiría también que otros países en crisis intentaran salir de la misma exportando sus productos más competitivos hacia China. El consumidor chino, de paso, importaría más y ganaría en bienestar. China podría invertir en empresas extranjeras, con un elevado componente tecnológico, a muy bajo coste (lo cual traería consigo empleos, mayores salarios y/o beneficios).
2) Contribuiría a aliviar las tensiones inflacionistas. Por un lado, la intervención del tipo de cambio desaparecería. Y, con ella, las inyecciones de yuanes al sistema tras cada superávit.
Además, un cambio más fuerte, abarataría las importaciones chinas de materias primas (lo cual también sería positivo para el desarrollo industrial del país).
3) Se liberalizaría la cuenta de capitales, permitiendo igualmente una libre circulación del ahorro. Esto significa que los ahorradores chinos podrían colocar sus fondos en opciones más rentables con absoluta libertad, aspirando a obtener mayores retornos. Además, la canalización eficiente del ahorro chino hacia fuera de China, permitiría incrementar el consumo doméstico una vez repatriados los beneficios.
4) Sin embargo, este proceso también entraña riesgos. El yuan, en palabras del analista independiente Andy Xie, es “la gran muralla financiera china”. Es lo que mantiene al país a salvo de los especuladores. Pekín teme fluctuaciones bruscas, una vez liberalizado el yuan y con los capitales circulando libremente, que puedan poner en jaque su economía como ocurrió durante la crisis asiática del 9831.
Una reforma del sistema financiero, que incluya liberalizar los tipos de interés, también permitiría
corregir algunas ineficiencias expuestas a continuación:
1) Un ahorro con más alternativas de colocación, reforma financiera mediante, elevaría los tipos sobre depósitos. Los bancos competirían por captar dicho ahorro. Y, únicamente, asumirían riesgos en la financiación de inversiones tan rentables como productivas. Esta mayor exigencia en el coste del capital, reduciría los créditos concedidos. También ralentizaría el crecimiento. Pero asignaría fondos a inversiones realmente rentables. Ello, igualmente, serviría para incrementar la renta potencial y reducir las tensiones inflacionistas.
2) Incrementaría notablemente la eficiencia del sistema bancario. Sin un ahorro cautivo, la gestión bancaria sería una simple cuestión de márgenes. Ahora dichos márgenes existen, al estar intervenidos los tipos de crédito y depósito. Pero las decisiones de inversión responden a criterios políticos, raramente relacionados con la eficiencia más elemental. Entiendo que los márgenes del tipo de interés (crédito menos depósito) deberían aumentar tanto en términos absolutos como relativos. Ello reduciría la cantidad de créditos, pero aumentaría su calidad.
3) Protegería a los bancos de acumular créditos malos, empleados en proyectos cuya rentabilidad fuese más que dudosa. Protegería a China, en definitiva, del coste de tener que recapitalizar sus bancos tras una hipotética crisis bancaria.
4) Permitir que las empresas no estatales puedan acceder libremente al crédito bancario. Esto
incrementaría la calidad de las inversiones chinas, una vez que dichas empresas privadas solo buscarían maximizar su rentabilidad. La empresa privada invierte atendiendo a los beneficios esperados. El sector estatal, como sabemos, invierte atendiendo a criterios políticos beneficiándose por lo general de bajos intereses. Dichos criterios políticos coinciden a veces con una rentabilidad de las inversiones. Pero no siempre es así. En el siguiente gráfico, podemos apreciar la demostración empírica. Si bien tanto empresas estatales como privadas tienen un peso equivalente en la economía china, son las segundas quienes actualmente producen más valor añadido

Fuente: ECONOMÍA CHINA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO
http://www.intereconomia.com/blog/economias-asiaticas 

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 ECONOMÍA CHINA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Antes comentar que, aparte de subir los tipos, Pekín también impuso medidas administrativas para intentar controlar la inflación inmobiliaria. La obligatoriedad de pagar un elevado porcentaje en efectivo para comprar una vivienda es el ejemplo más recurrente. También se han impuesto restricciones a la adquisición de inmuebles con fines especulativos. Pero la medida más comentada, sin duda, ha sido la subida constante del ratio sobre reservas bancarias (reserve requirement ratio o RRR, por sus siglas en inglés). Más que actuar sobre el precio del dinero, China suele adoptar una estrategia de política monetaria cuantitativa (controla directamente los niveles o cantidad de liquidez). China retira liquidez del sistema cada vez que aumenta el ratio sobre reservas bancarias y viceversa. El ratio sobre reservas bancarias es un porcentaje sobre depósitos que los bancos comerciales están obligados a mantener dentro del propio banco central. Y, cuanto más elevada sea dicha magnitud, menos dinero disponible tendrá el sistema bancario para prestar.
Aclarado este punto, el RRR también ha evolucionado de forma similar a los tipos de interés.
Entre septiembre y diciembre del año 2008, lo que observamos es un recorte de 200 puntos básicos
para los grandes bancos (del 17,5% al 15,5%). Durante 2009, al igual que ocurrió con los tipos de interés, el RRR no varió. Y no es hasta junio del año 2011, momento en que la economía repunta
notablemente -aunque con una elevada inflación- cuando el RRR sube otra vez 600 puntos básicos
(21,5% para los grandes bancos comerciales). La “W” que señalábamos antes, también podemos
apreciarla si observamos con detenimiento cómo evoluciona el RRR (del 21,5% entonces, ha bajado
nuevamente al 20,5% actual).
Hemos dicho que las políticas monetarias restrictivas, aplicadas fundamentalmente durante 2011, respondían sobre todo a una necesidad inmediata: contener la inflación. La demanda agregada china estaba muy caliente, básicamente por las inyecciones masivas de liquidez tras el colapso del banco Lehman Brothers. Entonces, las exportaciones chinas habían empezado a sufrir un retroceso histórico en el último trimestre del año 2008, por lo que era preciso encontrar otras vías de crecimiento. Pero, tarde o temprano, las tensiones inflacionistas tenían que aflorar.
Todas las subidas antes mencionadas del RRR durante 2011, también estaban evidenciando otra anomalía estructural de China: la intervención cambiaria. Efectivamente, el yuan chino no cotiza libremente. Y, para mantener su precio relativamente bajo después de cada superávit exterior,
el banco central tiene que absorber divisa extranjera (dólares estadounidenses) mientras imprime
simultáneamente moneda nacional.
Esta liquidez adicional en yuanes, derivada del superávit exterior chino, se “esteriliza”
subiendo el RRR.
Todos hemos escuchado a los diferentes gobiernos de Wahington protestar por lo que allí llaman “la
cotización artificialmente barata del yuan”. Dicha premisa no responde más que a una devaluación
constante del yuan para mantener la competitividad de las exportaciones chinas. No olvidemos que
el milagro económico chino se basa en un modelo de inversión, exportaciones baratas y ahorro. Un
modelo que, según todos los analistas, debe cambiar.
En resumen, las tensiones inflacionistas por el lado de la demanda agregada china responden
básicamente a dos disfunciones estructurales:
1) Distribución “arbitraria” o “ineficiente” del crédito bancario. Liquidez excesiva, más bajos tipos de interés, que favorecen inversiones con rendimientos decrecientes (vivienda y otras industrias sobrecalentadas).
2) Intervención administrativa del yuan o reminbi, que exige inyectar más liquidez al sistema para mantener el tipo de cambio fijo.
Nótese también que los endurecimientos monetarios (tipos y RRR), además de atajar la inflación,
enfrían el crecimiento económico. Y toda desaceleración brusca del PIB, por definición, puede
provocar desequilibrios tanto económicos como sociales que condicionaran su evolución futura. El
debate coyuntural es si China afronta un aterrizaje brusco o suave de su economía. Todo dependerá
de cómo gestione estas tensiones a corto plazo aunque, para evitar que se perpetúen, debe mantener
un ojo puesto en el medio-largo.

Fuente: ECONOMÍA CHINA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Ponencia a cargo de ALBERTO JAVIER LEBRÓN VEIGA, corresponsal de Business
Televisión en China y Asia-Pacífico.

ECONOMÍA CHINA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

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ECONOMÍA CHINA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO
PARTE I: LA ECONOMÍA CHINA DESDE UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA
Muchos son los analistas que hablan de China como la potencia económica del futuro, aunque no pocos dudan de que eso pueda ser finalmente así. Por ello, antes de estudiar el estado económico
actual del gigante asiático y sus proyecciones de futuro, conviene saber de dónde viene este país
que conocemos como China1.
• EDAD DE ORO DEL IMPERIO CENTRAL
Entre los siglos V y XIV de nuestra Era, China se consolidó como la primera potencia económica del mundo en términos de PIB, PIB p/c y población2.
Entre los años 450 y 1000 dC, el PIB p/c se mantiene prácticamente constante en China. En el
mismo periodo, el PIB p/c europeo desciende tras la caída del imperio romano de occidente. Es
entonces cuando Europa se encierra en sí misma, durante casi seis siglos, e implanta un modelo
agrícola de subsistencia con rendimientos claramente decrecientes.
La dinastía Song toma las riendas de China en el año 960 dC. Con ella tiene lugar un ciclo de
crecimiento económico sostenido que China no volvería a experimentar hasta casi mil años después.
El desarrollo científico y cultural vivido bajo la dinastía Song explica este crecimiento anual del
PIB p/c chino, una tendencia que se iba a mantener hasta la mitad del siglo XIII. Cuando Khublai
Kahn -nieto del mítico conquistador mongol, Genghis Kahn- proclama la dinastía Yuan hacia 1271,
China ya iba camino de arrebatar a la India el título de primera potencia económica mundial en PIB
absoluto. Sin embargo, Europa Occidental ya había logrado superar a China en PIB p/c hacia el año
1250.
En el año 1500, China adelanta finalmente a la India con un 25% del PIB mundial total (Europa Occidental ya contaba por aquel entonces con un 18% de la producción global, siendo además líder destacado en PIB p/c). Y así llegamos al año 1820, justo cuando China y Europa Occidental inician el siglo XIX como las principales potencias hegemónicas del mundo. Eso sí, China todavía tenía un PIB treinta puntos porcentuales más grande que el de Europa Occidental, sus colonias y Estados Unidos juntos.
• 1842-1949: EL COLAPSO ECONÓMICO
En palabras de Angus Maddison4, “entre 1840 y 1950, la economía china colapsó”. Las causas de dicho colapso pueden explicarse desde diferentes disciplinas académicas, aunque aquí apuntaremos muy brevemente que China también inició un desafortunado proceso de aislamiento económico y tecnológico bien entrado el siglo XVI. Esto haría de China un país cada vez más vulnerable comparado con otras potencias expansionistas que se irían desarrollando rápidamente, como Reino Unido y Japón.
Justo cuando en Reino Unido se había consolidado ya la Revolución Industrial, las autoridades chinas despachaban de esta forma a todos aquellos mercaderes británicos que pasaban por sus dominios5: “no carecemos de nada, ni nos interesan vuestras manufacturas”. Si en 1820 China era la primera potencia económica con un 32,9% del PIB mundial, veinte años después ya había sido invadida por los británicos. Luego llegarían las guerras del opio, la desmembración del estado, la invasión japonesa y una guerra civil larvada en años que no finalizaría hasta 19496.
1949-1978: DEL MAOÍSMO A LA REFORMA ECONÓMICA
Derrotados los japoneses, la guerra civil china alcanza su máximo apogeo. E, iniciado el año 1949,
tan solo quedan los despojos de aquella China que había sido superpotencia económica mundial en
1820.
El maoísmo es evidente que representa uno de los periodos más tristes para la Humanidad. El Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural no solo trajeron sendas recesiones económicas, también millones de muertos.
Sin embargo, haciendo uso del análisis económico comparativo más elemental, China volvió a crecer de forma sostenida durante el periodo 1949-1978 (la última vez que registró un crecimiento similar, fue entre los años 1000-1250 dC)7.
Según Maddison9, China experimentó durante el periodo maoísta un crecimiento superior a la
media mundial en términos de población, PIB y PIB p/c. Si bien es cierto que coincidió con un
momento muy dulce de la economía mundial (años 50 y 60), al menos China había conseguido
sentar unas bases para el desarrollo posterior a 1978.
De los cinco países BRICS (Brasil, Rusia10, India, China y Sudáfrica); solamente el gigante
latinoamericano consiguió batir al chino en aumento del PIB, tanto absoluto como per cápita11. Ni tan siquiera Occidente había logrado superar el crecimiento de las principales magnitudes chinas
durante este periodo, algo por otra parte normal si atendemos nuevamente a la teoría económica12.
Sin necesidad de valorar los méritos y deméritos económicos del maoísmo, si es que podemos utilizar tales términos con tantas víctimas mortales sobre la mesa (cuarenta millones, según cifras conservadoras), debemos concluir lo siguiente:
• China no se empobreció en el periodo 1950-78. Al contrario, recuperó la senda del crecimiento económico más de un siglo después. Cada año, su economía consiguió crecer a una media del 5% (recuérdese que su PIB permaneció virtualmente estancado entre 1820 y 1949). China fue la primera potencia económica del mundo hasta 1820. Colapsó entre 1820 y 1949. Y fue en 1950 cuando retomó un crecimiento que se aceleró tras la reforma del 78, aunque antes ya estaba creciendo por encima de la tasa media mundial. Es igualmente probable que China hubiese podido crecer más rápido, y con menos sufrimiento humano, sin las desastrosas políticas acometidas por Mao13. Con todo, la reforma económica de Deng Xiaoping viene precedida del siguiente dato objetivo: el PIB chino se había multiplicado por cuatro entre 1950 y 1978.

Fuente: ECONOMÍA CHINA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Ponencia a cargo de ALBERTO JAVIER LEBRÓN VEIGA, corresponsal de Business
Televisión en China y Asia-Pacífico.

Por lo que refiere al confucionismo

 Por lo que refiere al confucionismo, Wen ti hizo uso de éste para justificar su acceso al poder. Según Wright, lo utilizó, primero, estable...