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Como hemos mencionado antes, se estima que Confucio tuvo unos 3000 discípulos pero solo 62 eran los elegidos y, de ellos, su preferido murió antes que él. Tras la muerte de Confucio la primera generación de discípulos se quedaron a vivir junto a su tumba. Estos discípulos son los que aparecen en la vida de Confucio hablando con él en el Lun Yu –Los Analectos- y los que redactan este primer escrito sobre su doctrina. Se puede mencionar que Confucio es un buen empirista pues aconseja a cada uno tras analizar sus cualidades personales.
Mencio
El primer gran discípulo de Confucio fue Mencio o Meng zi –el maestro Meng- que nació en el año 372 a. C. Se puede decir que debido a su originalidad no es un discípulo de Confucio estrictamente. Señala que la doctrina de Confucio es el justo medio entre el ‘egoísmo’ de Yang Zhou, quien dice que el hombre debe intentar perfeccionarse a si mismo y no someterse a la voluntad de otro, lo que, según Mencio, acabaría con la figura del mismo emperador y la política del ‘amor universal’ de Mo Ti quien, para Mencio, destruiría la figura del padre si a todos se les ama por igual. Por ello, comienza a decir Mencio conviene propagar la doctrina de Confucio.
Para Mencio el hombre es originalmente bueno y tiene en su corazón el sentido de la virtud pero la necesidad material es lo que causa la entrada del mal. El príncipe, que lo tiene todo, debe, pues, conservarse bueno y debe proveer de todo al pueblo para que este sea también bueno. Así, las medidas políticas que propone Mencio al soberano son de carácter económico; una política benevolente de tierras, impuestos, comercio, etc. hasta propone la educación pública. Cuando el pueblo está descontento el rey pierde el mandato del cielo y no es un crimen matarlo - algo que solo puede hacer la élite y no el pueblo. Por el contrario, Mencio establece que si un rey se rigiese por la benevolencia (ren) todos acudirían a él como súbditos y unificaría otra vez el imperio, mientras que en nuestra época todos los príncipes son propensos a las carnicerías de hombres, dice textualmente.
Mencio reforzó la doctrina de Confucio sobre los tres años de luto a la muerte del padre, doctrina que ya había sido muy criticada desde todos los frentes y que pasaría a ser oficial con el imperio Han. Mencio se muestra muy orgulloso como letrado hasta llegar a decir que el cielo no quiere la paz en la tierra en este momento. “Si el cielo quisiera llevar paz y orden al mundo ¿quién lo haría mejor que yo mismo?”. Igualmente asienta firmemente la idea de su derecho –y, por extensión, el de los escolares- a ser alimentados y cuidados regaladamente sin hacer nada a cambio; Mencio ni siquiera trabajó como funcionario. Ante los reyes se muestra orgulloso y cuando le llaman, si no lo hacen con la debida reverencia y respeto a su persona los desdeña, al tiempo que argumenta esa prerrogativa de los letrados. Mencio, sin embargo, fue canonizado como clásico en la literatura oficial china muy tarde; en el siglo VII, por ejemplo, su nombre no figura entre los clásicos y su libro, Mencio, fue clasificado como un mero libro de filosofía, ni siquiera adscrito al confucianismo hasta el siglo XII.
Fuente: LA FILOSOFÍA POLÍTICA CHINA CLÁSICA
Historia y pensamiento en China
MANUEL HERRANZ